Ni inocentes, ni culpables

es el único espectáculo de este mundo digno de ofrecer a los dioses."
Johann Wolfgang von Goethe
ÉL
Hace un mes conocí a la mujer de mi vida. Hace tiempo que había dejado de creer que esa clase de amor existiera. La madurez es un gran antídoto contra ese tipo de cosas. Y sin embargo, en cuanto la vi supe que era ella. Me gustaría ser capaz de explicarlo pero no sé como hacerlo. Me fui a Lisboa con una vida estructurada y feliz, o al menos eso creía. Quizás ahora diría que era simplemente satisfactoria.
Lo gracioso es que ELLA es de aquí, de esta misma ciudad. Una ciudad lo suficientemente pequeña como para que nos hubiéramos cruzado en algún momento y sin embargo el caprichoso destino quiso que fuera allí donde nos conociéramos.
Debería ser completamente feliz, sin embargo no es así...
ELLA
Hace un mes le conocí. No sé qué me impulsó a cambiar mi viaje a París por otro a Lisboa. Supe que era él en cuanto le vi. Y eso es algo sólo aquellos que lo han vivido lo entienden, para el resto son sólo fantasías de enamorados o sueños de adolescentes, aunque ya no lo seamos. Siempre creí en la veracidad del dicho: "Ten cuidado con lo que deseas, no vaya a hacerse realidad". Y aquí estoy, con mi deseo de conocerle cumplido, sabiendo que no puede ser... al menos no ahora, no así.
Ella
Algo no va bien, lo sé. Desde que volvió de Lisboa las cosas no son como antes. Le persigue un áurea de melancolía que sé le está destrozando... y que me destroza a mi. Le he sorprendido mirándome con tristeza. Cuando le pregunto qué le ocurre responde con un escueto: "Nada ¿por?"
ÉL
Siempre supe que ella no era la mujer de mi vida, pero también sabía que sentía algo por ella. Hemos pasado muchos años juntos, hemos compartido muchas cosas, se ha convertido en mi mejor amiga... La quiero, pero ahora sé que no la amo. Puede ser sutil, pero la diferencia es muy grande. A ELLA la amo, hasta que no la conocí no supe lo que era amar. Y hablo de amor, no de pasión.
Sé que no puedo continuar así, pero me aterra hacerle daño... casi tanto como me aterra que ELLA se aleje y la pierda.
ELLA
La culpa me corroe por dentro. Odio ser la responsable de la posible ruptura de una relación, casi tanto como temo que ÉL decida seguir con ella. Ojalá ÉL me hubiera esperado, pero claro ¿cómo podía saber que yo llegaría? Ella parece maja, y le hizo feliz todos estos años... ¿qué derecho tengo yo a venir y destrozarle la vida?
Ella
Sé que hay alguien más... Y no logro entender cómo ha sucedido. Eramos felices, de eso no tengo ninguna duda... ¿Qué pudo pasar en Lisboa? ¿Qué pudo ser tan fuerte como para romper 9 años de relación?
Y en la radio Sabina canta aquello de: "Ni inocentes, ni culpables, corazones que desbroza el temporal, carnes de cañón..."
Etiquetas: Amor, Culpa, Relaciones, Relatos