- ¿Si?
- ¿Marta?
- Sí, soy yo - respondió. Algo en la voz al otro lado del teléfono le hizo sentir un escalofrío.
- Soy Marcos...
Sintió como se le encogía el estómago y miles de sensaciones que creía olvidadas volvían a ella.
- Hola - acertó a decir.
- Me ha costado dar contigo.
- Lo supongo - dijo, mientras pensaba que bien podría haberse ahorrado el esfuerzo.
- Te preguntarás por qué te llamo...
- Pues la verdad es que sí... han pasado 13 años sin saber nada de ti... - y ojalá hubieran pasado otros 13 más pensó.
- Tu tío ha muerto.
- ...
- Pensé que querrías saberlo...
- Sinceramente... esperaba no volver a tener noticias suyas.
- Bueno... estaba allí cuando murió... Soy enfermero ¿sabes?
- Siempre te gustó eso...
- Él me pidió que te dijera que lo sentía.
- Marcos... no quiero saber nada de esto.
- Marta...
- ¿Qué esperabas? ¿Que te preguntara qué le pasó?, ¿que dijera que siento que haya muerto ese hijo puta que abusó de mi cuando era una cría, que con sólo 17 años me lanzó a las calles para buscarme la vida, que consiguió separarme de toda gente haciendo que pensarán que era una mentirosa cuándo conté lo que me estaba haciendo? Pues lo siento, no es así. Te podías haber ahorrado la llamada.
- Lo siento.
- ¿Qué sientes? ¿Haberme llamado? ¿Haberle creído a él? ¿Haberme dado la espalda? No te molestes.
- Me equivoqué... debí haber permanecido a tu lado, pero tu tío... era.. parecía una gran persona... siempre se portó bien conmigo... él te acogió cuando murieron tus padres...
- Marcos... ¿Qué quieres?
- Supongo que quiero que me perdones...
- Hace tiempo que curé esas heridas... no te guardo rencor...
- Nunca he conseguido olvidarte...
- Yo a ti sí.
Mientras colgaba el teléfono se dio cuenta de que estaba llorando.
Sintió una mano apoyarse en su hombro. Se volvió bruscamente y empujó a su dueño mientras gritaba:
- ¡No me toques!
- Pero... ¡¿qué te pasa?! - respondió Diego sorprendido.
Marta le miró, secándose las lágrimas...
- Perdona... yo...
- ¿Qué pasa? ¿Quien llamaba?
- El pasado...
- ¿Qué?
- Nada... olvídalo... voy a dar un paseo... necesito estar sola...
- ¿Estás bien?
- Supongo que no tanto como pensaba... - dijo con una sonrisa triste, mientras pensaba lo fácil que se habían abierto las viejas heridas - No te preocupes, se me pasará.
Mientras cerraba la puerta se preguntó si algún día estaría realmente bien...
- Espero que te pudras en el infierno maldito cabrón - murmuró.
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