"Con ella descubrí que hay amores eternos
que duran lo que dura un corto invierno."
Amores eternos. Joaquín Sabina Al final no pudo aguantarse más, se volvió y les chilló:
- ¿Tan insulsa es vuestra vida que no hacéis más que meteros en la mía?
Mientras salía del edificio lamentó su ataque de cólera... sólo un momento, luego se dijo:
- ¿Y lo a gusto que me he quedado?. La verdad es que es culpa mía. No sé a que ton he venido aquí a estas horas, cuando está plagado de gente como esta...
Mientras bajaba las escaleras se encendió un cigarrillo, aún estaba dando la primera calada cuando alguien se acercó por detrás. Se volvió de forma violenta, esperando encontrarse a alguno de ellos. Al hacerlo se encontró frente a un joven que se echó hacia atrás ante la brusquedad de su gesto...
- Perdona, no quería molestarte - dijo el chico.
- No, tranquilo, pensé que eras otra persona... ¿Qué querías?
- Bueno, sólo pedirte un pitillo...
Mientras ella comenzaba a sacarlo de la cajetilla él murmuró a la vez que se encogía de hombros:
- Se supone que lo he dejado pero ...
Ella se detuvo lo miró y dijo:
- ¿Por qué lo dejaste?
- Bueno, un día me quedé sin aliento en el momento más inoportuno, y eso me pudo costar caro.
- Lo siento. No puedo darte el pitillo.
- ¿Eh? - él la miró sorprendido.
- Si me hubieras dicho lo típico, que era porque alguien te había dicho que tenías que dejarlo, que era porque dicen que no es sano, etc... te lo habría dado, pero por lo que dices lo hiciste porque tú quisiste. Tenías una razón, así que, lo siento, pero no te lo voy a dar.
Él se la quedó mirando aún más sorprendido.
- Sí - dijo ella.
- Sí ¿qué? - preguntó él.
- Que sí, que estoy un poco trastornada.
- No he dicho nada.
- No hace falta. A lo largo de mi vida he visto esa mirada, esa cara muchas veces. Varía apenas un poco de una persona a otra, pero la esencia es la misma.
Él pareció meditarlo un momento, y dijo:
- Tienes razón, estaba pensando que estás un poco loca, o al menos lo aparentas.
- Ya... te invito a una cerveza para compensarte lo del cigarrillo. A menos que me digas que tampoco bebes...
- Sí, sí bebo.
- Menos mal... no me gusta beber sola.
- ...
- ¿Y bien? ¿Tienes preferencia por algún sitio o me dejas elegir?
- No he aceptado.
- Pero lo vas a hacer.
- Está bien, sorpréndeme.- dijo él divertido.
- Vamos.
- Por cierto... ¿tienes nombre?
- Sí.
- ¿No vas a decírmelo?
- Si te empeñas... me puedes llamar Luna.
- Yo soy Fer.
- Encantada Fer.
Caminaron un rato en silencio... y fue algo que tanto a él como a ella les resultó raro, porque no fue un silencio incómodo...
Por fin llegaron a la puerta de un bar. Un momento después de entrar comenzó a sonar "Buscando una Luna" de Extremoduro y ella se echó a reír mientras se dirigía a la barra.
- Hola guapa.
- ¿Qué tal Crash?
- Bien. ¿Qué os pongo?
- Un par de cervezas.- dijo mientras buscaba con la mirada una mesa.
- Sentaos, ya os las llevo yo.
Mientras se sentaban Fer dijo:
- Vienes mucho, ¿no?
- Uhm... - dijo ella inclinando la cabeza ligeramente a la derecha.
- ¿Quién creías que era antes?
- ¡Ah! Bueno, acababa de mandar a tomar por culo a unas personas...
- Ya... ¿Cual es tu historia?
- No te ofendas, pero no suelo contar mi vida a extraños.
- Pero sí les invitas a cerveza.
- Invitarte a una cerveza no puede hacerme daño, contarte mi vida sí.
- Entonces sigamos siendo unos desconocidos.
- ¿Un desconocido es alguien de quien no sabes su vida? Yo pensaba que era alguien de quien no sabes como es...
- En cualquier caso somos desconocidos, ni tú sabes como soy yo, ni yo como eres tú. - dijo al tiempo que pensaba: y sin embargo me parece conocerla de toda la vida.
- Quizás.
- ¿Quizás?
- ¿Quieres jugar a un juego?
En ese momento llegó Crash con las cervezas.
- Vuestras cervezas.
- Gracias Crash.
Luna siguió:
- ¿Y bien? ¿Quieres jugar?
- Por supuesto, estoy intrigado por cuál va a ser tu siguiente excentricidad.
Ella sonrió, sacó un par de bolis del bolso, cogió una servilleta de papel para ella y otra para él.
Crash les vio y sonrió. Luna ya estaba con sus juegos. Estaba convencida de que dos personas se pueden conocer sin haberse visto nunca en esta vida, y que algún día encontraría a alguien que la conocería perfectamente y a quien ella conocería perfectamente. Aún recordaba cuando jugó con ella a ese juego. Fue capaz de responder correctamente a 18 de las 20 preguntas personales que habían apuntado... A veces creía que era un poco bruja.
El lunes siguiente Luna volvió, y se sentó en la misma mesa, tras pedir a Crash, para su sorpresa, que quitara la canción y no la volviera a poner.
- ¿Luna? - dijo Crash
- Dime - respondió ella.
- ¿Estás bien?
- Lo estaré.
- ¿Cuantas? - con Luna no era necesario hablar mucho para entenderse.
- 20
- ¿Y él?
- 20
Crash la miró sorprendido, él apenas llegó al aprobado.
- ¿Va a venir? - preguntó, aunque su instinto le dijo que no sería así.
- No, sólo estaba de paso.
- Pero... seguiréis en contacto, ¿no?
Luna le miró con sonrisa melancólica.
- Hay cosas que sólo duran un instante, para poder ser recordadas toda una vida.
Etiquetas: Relatos